domingo, 30 de septiembre de 2012

Los jóvenes preguntan...¿Importa que pelicula vea?


“LAS películas no ejercen ninguna influencia en mí —afirma una adolescente llamada Karen—, porque las escenas de miedo y de terror solo las veo para distraerme.” Hay muchos jóvenes que, al igual que esta chica, dicen ser inmunes a la influencia de las películas. No obstante, la joven Georgia no está de acuerdo. Ella ha visto varias películas clasificadas R y dice: “Nunca olvidas aquellas escenas [...]. Cuanto más piensas en ellas, más deseas hacer lo que has visto”.
Las películas gozan de inmensa popularidad entre los jóvenes. En un año reciente, el 36% de los más de 113 millones de personas que hicieron cola para entrar en los cines de Estados Unidos eran adolescentes. Otros millones se valen de las videocintas o de la televisión por cable para ver películas en la intimidad de su hogar. Por supuesto, todos necesitamos relajarnos y distraernos de vez en cuando, pues la diversión puede reconfortar y estimular la mente. Muchos jóvenes consideran que una manera de lograrlo y de llenar una tarde o noche que de otra manera sería aburrida, es ver una película. Pero, ¿qué clase de películas ves tú? ¿Importa en realidad?
Las tendencias actuales de las películas
“Hedonismo, sexualidad, violencia, avaricia, egoísmo.” Según el psiquiatra infantil Robert Coles, estos son los valores que predominan en la mayoría de las películas que se producen hoy. De manera similar, una investigación encabezada por el doctor Vince Hammond llegó a la conclusión de que “la mayoría de las películas que se proyectan en los países industrializados contienen alguna medida de violencia, y muchas son clasificadas de violentas o altamente violentas”. Los investigadores de Hammond examinaron mil películas de diversos países. ¿A qué conclusión llegaron? “La producción de películas violentas es un problema mundial.”
Las películas que más popularidad tienen entre los jóvenes son las de horror, las que reflejan posesión demoniaca, violaciones y derramamiento de sangre de maneras sumamente perversas. Según lo expresó el doctor Neil Senior, citado en la revista Seventeen, en estas películas “se ve todo lo que ninguna familia querría que les sucediera a ellos”. Sin embargo, muchos jóvenes hacen cola para verlas.
También ha aumentado mucho la cantidad de películas con escenas pornográficas. Según un profesor de universidad, “en Canadá, los mayores consumidores de videocintas pornográficas son jóvenes con edades comprendidas entre los doce y los diecisiete años, y eso puede estar pervirtiendo su modo de ver la conducta sexual”.
Sin embargo, esta situación no parece preocupar mucho a la industria cinematográfica. La revista Variety dice que las películas que presentan escenas gráficas de violencia y sexo van en aumento, mientras que las películas sanas y para las familias ya apenas se producen. Entonces, ¿cabe la posibilidad de que cierto tipo de películas te afecten de manera negativa?
Una amenaza para tus ojos y oídos
Las películas constituyen una fuerte amenaza para los sentidos. Jesús dijo que “la lámpara del cuerpo es el ojo”. (Mateo 6:22.) Lo que ves puede tener un profundo efecto en ti. Una enciclopedia dice que “la mente se deja llevar por los ojos”. Por lo general, tu mente controla las cosas en las que tus ojos se fijan y ven, pero cuando te fijas en las enormes imágenes que se mueven por la pantalla de cine, es fácil que dejes tu mente en manos del director de la película. Algunos están tan absortos en la película que posiblemente necesiten un fuerte codazo en el costado para romper el hechizo de esta.
“El oído que oye” también influye mucho en tus pensamientos y actos. (Proverbios 20:12.) Las hipnotizantes imágenes y palabras, acompañadas de música que aviva las emociones, generan temor, emoción, ira y pasión. La consecuencia es que las películas pueden transmitir tal sensación de realismo que a algunos espectadores les resulta difícil distinguir entre la realidad y la ficción.
Una amenaza para tu mente y moralidad
La perspectiva o punto de vista que ofrece una película también puede influir mucho en tus reacciones. Por eso los directores de cine procuran que los espectadores se identifiquen con los personajes de la película, aun cuando el héroe sea un criminal o un sádico, sediento de poder. Si no tienes cuidado, puedes encontrarte aplaudiendo a un criminal.
¿Cómo reaccionó cierto auditorio a una reciente parodia de horror en la que un maniaco cuyos dedos eran cuchillas iba acuchillando durante varias escenas todo lo que se le ponía por delante? Animaron al sanguinario asesino. Dejaron que la cámara les manipulase la mente, y al parecer perdieron su sentido de valores... y toda la compasión por las víctimas.
¡Qué diferente es esta reacción a la admonición bíblica de no regocijarse por el desastre ajeno! (Proverbios 17:5.) Supone una franca contradicción de la regla áurea de Jesús ‘hacer a los demás lo que quieres que te hagan a ti’. (Mateo 7:12.) Además, ¿podría ser compatible con la exhortación bíblica de ser “tiernamente compasivos” el que uno se alegrase por un asesinato? (Efesios 4:32.) ¿No equivaldría eso a ponerse del lado de “la congregación de los malhechores”? (Salmos 26:4, 5.)
Efectos sutiles
Pero a ti quizás te parezca que el efecto que puede producirte una película es tan solo temporal, efímero. Y hay que admitir que no es probable que empieces a acuchillar a todo el que te encuentres por el simple hecho de que eso sea lo que hayas visto en alguna película. No obstante, un periódico de Nueva Zelanda dice que hay “cada vez más prueba de que las películas y videocintas violentas están vinculadas al comportamiento violento de algunos de los que las ven”. El libro Adolescence también hizo referencia a muchos estudios sobre la relación entre “la violencia en la televisión y el comportamiento agresivo”, y reconoció que hay “cada vez más prueba” de que existe una vinculación entre ambas.
También ha habido noticias de actos espantosos e imprudentes que algunos han cometido como reacción a ciertas escenas de películas. Por ejemplo, un joven murió de las heridas sufridas al tratar de hacer el pino sobre el capó de una camioneta que circulaba a toda velocidad. Poco antes había visto hacer esta acrobacia en una película popular. Así que no puede decirse que sea exagerado afirmar que una película puede afectar tus acciones.
De todas formas, lo más frecuente es que las películas influyan en ti de un modo mucho más sutil. Por ejemplo, ¿no tratan muchos de tus compañeros de hablar, vestir y arreglarse como ciertos ídolos de la pantalla? ¿No es prueba esta reacción de la fuerte influencia que ejercen las películas? En otros casos, ver películas inmorales obviamente deteriora los valores morales de un joven. Por eso el investigador y doctor Thomas Radecki afirma que ver muchas películas violentas “conduce a una aumentante insensibilidad hacia la violencia”.
La Biblia dice: “Jehová mismo examina al justo así como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia”. (Salmos 11:5.) ¿Podría ocurrir que el hábito de ver películas violentas afectase tu actitud hacia la violencia? ¿Podría darse el caso de que empezases a encontrar entretenida y hasta divertida la violencia? Y, ¿cabría la posibilidad de que te volvieses más propenso que antes a zanjar problemas y diferencias mediante el uso de la fuerza? Bien se dijo en Proverbios 10:23: “El necio disfruta con el crimen”. (Serafín de Ausejo.)
Y, ¿qué efecto podrían tener en tu moralidad cristiana? ¿Podría ser que ver escenas crudas de sexo y desnudez te hiciera perder de vista lo impropio de participar en relaciones sexuales premaritales y las lamentables consecuencias de tal conducta? ¿Podría debilitar tu ‘odio a lo que es malo’? (Salmos 97:10.)
La escritora Jane Burgess-Kohn explica la experiencia de una chica llamada Jeanie. Después de “ver una película muy erótica” con el chico con quien salía, Jeanie admitió que se sintió “excitada” hasta el punto de empezar a acariciarse y besuquearse. Pero no pudo parar allí. “Lamento decir —confesó Jeanie— que aquella noche fui fácil de persuadir para tener relaciones sexuales. Todavía no sé lo que me hizo perder la razón. Ni siquiera me gustaba demasiado el chico.”
De modo que, indiscutiblemente, las películas tienen el poder de influir en tu corazón, tus pensamientos y tu comportamiento.


 

 

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