Mucha
gente de distintas religiones ha preguntado a sus líderes y maestros religiosos
por qué sufrimos tanto. La respuesta que suelen darles es que esa es la
voluntad de Dios y que él ya determinó hace mucho tiempo todo lo que iba a
suceder, hasta las desgracias. A muchas personas les han dicho que los caminos
de Dios son misteriosos o que Dios se lleva a la gente, incluso a los niños,
para que estén con él en el cielo. Sin embargo, como usted ha aprendido, Jehová
nunca causa nada malo. La Biblia dice: “¡Lejos sea del Dios verdadero el obrar
inicuamente [o con maldad], y del Todopoderoso el obrar injustamente!” (Job
34:10).
¿Sabe
por qué las personas cometen el error de culpar a Dios de todos los
sufrimientos? En muchos casos, porque creen que el Dios todopoderoso es el
gobernante de este mundo. No conocen una sencilla pero importante verdad que
enseña la Biblia que el verdadero gobernante de este mundo es Satanás.
entero yace en el poder del inicuo”, el
Diablo (1 Juan 5:19). ¿Verdad que eso lo explica todo? El mundo refleja la
personalidad del espíritu invisible que “está extraviando [o engañando] a toda
la tierra habitada” (Revelación [Apocalipsis] 12:9). Satanás actúa con engaño,
odio y crueldad. Por eso el mundo, que se encuentra bajo su control, está lleno
de engaño, odio y crueldad. Esa es la primera razón por la que hay tanto
sufrimiento.
La
segunda razón es, desde que el hombre se rebeló en el jardín de Edén, es
imperfecto y pecador. Por lo tanto, le atrae el poder y lucha por obtenerlo, lo
que ha traído guerras, opresión y sufrimiento (Eclesiastés 4:1; 8:9). La
tercera razón por la que sufrimos es lo que la Biblia llama “el tiempo y el
suceso imprevisto” (Eclesiastés 9:11). Como este mundo no está gobernado por
Jehová, no cuenta con su protección. Así que la gente puede sufrir daño por
encontrarse en cierto lugar en un mal momento.
Es
un consuelo saber que Dios no causa el sufrimiento. Él no es el culpable de las
guerras, los crímenes, la opresión ni las catástrofes naturales que tanto dolor
nos producen. Pero aún tenemos que contestar la pregunta de por qué permite
todo ese sufrimiento. Si es todopoderoso, está claro que tiene el poder para
ponerle fin. Entonces, ¿por qué no lo hace? Como hemos llegado a conocer a
Jehová y hemos visto que es un Dios amoroso, estamos seguros de que debe tener
una buena razón (1 Juan 4:8).
Para
averiguar por qué permite Dios el sufrimiento, debemos retroceder al momento en
que comenzaron todos los problemas. Cuando Satanás consiguió que Adán y Eva
desobedecieran a Jehová, surgió una importante cuestión. Satanás no puso en
duda el poder de Jehová, pues sabía que no tiene límites. Más bien, puso
en duda Su derecho a gobernar. Al afirmar que Dios es un
mentiroso y que impide que sus súbditos disfruten de cosas buenas, el Diablo lo
estaba acusando de ser un mal gobernante (Génesis 3:2-5). Además, estaba dando
a entender que a los seres humanos les iría mejor si no los gobernaba Dios. De
esta manera lanzó un ataque contra la soberanía de Jehová, es decir, su
derecho a gobernar.
Cuando
Adán y Eva se rebelaron contra Jehová, fue como si dijeran: “No necesitamos que
Dios nos gobierne. Podemos decidir por nosotros mismos lo que está bien y lo
que está mal”. ¿Cómo resolvería Jehová la cuestión? ¿Cómo demostraría a todas
las criaturas inteligentes que los rebeldes no tenían razón y que la forma en
que él hace las cosas es la mejor? Hay quien piensa que Dios debería haber
destruido a los rebeldes y haber creado una nueva pareja humana. Pero él ya
había declarado que su propósito era que la Tierra fuera un paraíso y se
llenara con los descendientes de Adán y Eva (Génesis 1:28). Y Jehová siempre
cumple todo lo que se propone (Isaías 55:10, 11). Además, si hubiera eliminado
a los rebeldes en el jardín de Edén, no se habría resuelto la cuestión
relacionada con Su derecho a gobernar.
Pongamos
una comparación. Un maestro está explicando a sus alumnos cómo resolver un
difícil problema de matemáticas. De repente, un alumno inteligente pero rebelde
afirma que la forma en que lo está resolviendo es incorrecta, y así da a
entender que es un mal maestro. El muchacho insiste en que él conoce una forma
mucho mejor de resolverlo. Algunos de sus compañeros de clase creen que tiene
razón y se rebelan también. ¿Qué debería hacer el maestro? Podría echar de la
clase a los estudiantes rebeldes, pero ¿cómo reaccionarían los demás? Tal vez
pensarían que su compañero y los que se unieron a él tienen razón. Podrían
perderle el respeto al maestro y pensar que tiene miedo de que se pruebe que
está equivocado. Pero ahora suponga que el profesor permite que el estudiante
rebelde demuestre a la clase cómo resolvería él el problema.
Jehová
ha hecho algo parecido. Recuerde que quienes se rebelaron en el jardín de Edén
no eran los únicos implicados en la cuestión. Millones de ángeles observaron lo
que ocurrió (Job 38:7; Daniel 7:10). La forma en que Jehová respondiera a la
rebelión tendría importantes consecuencias para aquellos ángeles y, con el
tiempo, para todas las demás criaturas inteligentes. Así pues, ¿qué ha hecho
Jehová? Ha permitido que Satanás demuestre cómo gobernaría él a la humanidad. Y
también ha permitido que los seres humanos se gobiernen a sí mismos bajo la
dirección de Satanás.
El
maestro del que hablábamos sabe que el joven rebelde y los alumnos que lo
apoyan no tienen razón. Pero también sabe que si deja que intenten resolver el
problema a su manera, toda la clase se beneficiará. Así es, cuando se demuestre
que los rebeldes están equivocados, los alumnos que sean sinceros reconocerán
que el maestro es el único capacitado para dar la clase. Además, entenderán por
qué a continuación este expulsa de la clase a los estudiantes rebeldes. Del
mismo modo, Jehová sabe que todos los ángeles y humanos sinceros se
beneficiarán cuando vean que Satanás y los demás ángeles rebeldes no tienen
razón y que la humanidad no puede gobernarse a sí misma. Aprenderán esta gran
verdad que expresó el profeta Jeremías: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre
terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando
siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23).
Pero
¿por qué ha permitido Jehová que el sufrimiento dure tanto tiempo? ¿Y por qué
no evita que sucedan cosas malas? Pues bien, pensemos en dos cosas que el
maestro antes mencionado no haría. Por un lado, no impediría que
el alumno rebelde demostrara cuál es su solución, y por otro lado, no lo
ayudaría a resolver el problema. De igual modo, hay dos cosas que Jehová ha
decidido no hacer. En primer lugar, no ha impedido que el Diablo
y los que están de su parte intenten demostrar que tienen razón. Para ello ha
sido necesario dejar pasar el tiempo. En sus miles de años de historia, la
humanidad ha probado todo tipo de gobierno y ha hecho avances en la ciencia y
en otros campos. No obstante, las injusticias, la pobreza, los delitos y las
guerras no han dejado de aumentar. Está más que demostrado que la gobernación
humana es un fracaso.
En segundo lugar,
Jehová no ha ayudado a Satanás a gobernar este mundo. Si Dios evitara que
ocurrieran crímenes horribles y otras desgracias, ¿no cree que en realidad
estaría apoyando a los rebeldes? ¿Verdad que podríamos pensar que los seres humanos
sí podemos gobernarnos sin que se produzcan resultados desastrosos? Si
Jehová actuara de esa forma, sería cómplice de una mentira. Sin embargo, “es
imposible que Dios mienta” (Hebreos 6:18).
Pero
¿qué puede decirse de todo el daño que ha causado la larga rebelión contra
Dios? Recordemos que Jehová es todopoderoso. Por lo tanto, puede reparar todo
ese daño y, además, va a hacerlo. Nuestro planeta se recuperará del maltrato
que ha recibido y se convertirá en un paraíso. Gracias a la fe en el sacrificio
de Jesús, los seres humanos serán liberados de las consecuencias del pecado. Y
en el caso de los difuntos, la resurrección reparará el daño causado por la
muerte. De esa forma, Dios utilizará a Jesús “para desbaratar las obras del
Diablo” (1 Juan 3:8). Jehová hará todo esto en el momento que él considere
mejor. Podemos alegrarnos de que no haya actuado antes, pues gracias a su
paciencia se nos ha ofrecido la oportunidad de aprender la verdad y servirle (2
Pedro 3:9, 10). Mientras tanto, Dios está buscando a las personas que desean
sinceramente adorarlo y las ayuda a aguantar los sufrimientos en este mundo
lleno de problemas (Juan 4:23; 1 Corintios 10:13).
Algunos
tal vez piensen que todo este sufrimiento se habría evitado si Dios hubiera
creado a Adán y Eva de tal modo que fueran incapaces de rebelarse. Para
saber por qué no lo hizo, recuerde un valioso regalo que Jehová nos ha hecho.
¿CÓMO UTILIZARÁ USTED EL REGALO DE DIOS?
Los
seres humanos fuimos creados con libre albedrío, es decir, con la capacidad de
tomar nuestras propias decisiones. ¿Se da cuenta de lo valioso que es ese
regalo? Dios creó también muchísimos animales, pero todos ellos se guían
principalmente por el instinto (Proverbios 30:24). Y el hombre ha fabricado
robots que están programados para obedecer órdenes. ¿Seríamos nosotros felices
si Dios nos hubiera hecho de esa forma? Claro que no. Por eso nos alegra tener
la libertad de decidir, por ejemplo, qué clase de personas seremos, qué vida
llevaremos y qué amistades haremos. A nosotros nos encanta tener esa libertad,
y Dios quiere que la tengamos.
Jehová
no desea que le sirvamos por obligación (2 Corintios 9:7). ¿Qué prefiere
cualquier padre o madre: que su hijo le diga “Te quiero mucho” porque lo han
obligado a hacerlo, o porque le sale del corazón? Entonces, la pregunta que
usted debe hacerse es: “¿Cómo utilizaré yo el libre albedrío que Jehová
me ha dado?”. Usted tiene la posibilidad de utilizar ese maravilloso
regalo, el libre albedrío, de la mejor forma. Puede unirse a los millones de
seres humanos que se han puesto del lado de Jehová. Estas personas le causan
gran alegría a Dios porque demuestran que Satanás es un mentiroso y un malísimo
gobernante