viernes, 31 de agosto de 2012

La Biblia y la moralidad de los adolescentes



Parece que los adolescentes han heredado el peor de todos los mundos posibles en lo que se refiere a los mensajes que reciben sobre lo sexual: Las películas, la música, los programas radiales y la televisión les dicen que las relaciones sexuales son románticas, excitadoras, emocionantes [...] Sin embargo, al mismo tiempo los jóvenes reciben el mensaje de que las niñas buenas deben decir que no.”—Instituto Alan Guttmacher.

En cuanto a lo moral, la juventud de hoy ha crecido en una era de ambigüedades. Sin embargo, la Biblia ofrece dirección clara y precisa respecto a la moralidad sexual. Mientras que los programas de educación sexual tienden a concentrar la atención en evitar la preñez, la Biblia muestra que lo que hay que evitar son las relaciones sexuales premaritales mismas. “Pues habéis de saber que ningún fornicario [lo que incluye el participar en relaciones sexuales antes del matrimonio], o impuro, o avaro [...] tendrá parte en la heredad del reino de Cristo y de Dios”, dice la Biblia. (Efesios 5:5, Versión Bartina-Roquer.) Está claro que las relaciones sexuales deben limitarse al matrimonio.

Como se ve, la respuesta al problema de la preñez entre las adolescentes no es enseñar a los jóvenes métodos anticonceptivos, sino darles guía moral y espiritual. La Biblia muestra claramente quiénes tienen la responsabilidad de dar esa guía: “Padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová”. (Efesios 6:4.)

Sin embargo, en una encuesta se pidió a unos jóvenes que “calificaran a sus padres, como fuentes de información sexual, en una escala que se extendía desde insatisfactorios hasta muy satisfactorios. Por lo general los adolescentes calificaron a sus madres de poco satisfactorias. A los padres dieron la calificación de muy insatisfactorios”. Por eso, ¿es realista esperar que los padres den a sus hijos dirección sobre asuntos sexuales?

 

Cómo dar guía moral a los jóvenes

En Proverbios 4:1-4 el rey Salomón da esta exhortación a los jóvenes: “Escuchen, oh hijos, la disciplina de un padre [...] Pues yo resulté ser un hijo verdadero para mi padre, tierno y el único delante de mi madre. Y él me instruía y me decía: ‘Que tu corazón tenga firmemente asidas mis palabras’”. Queda claro que Salomón pudo considerar hasta cosas íntimas con su padre; Salomón mismo considera la inmoralidad sexual de manera muy franca. (Proverbios 5:1-19.)

Entre los testigos de Jehová, muchas familias también mantienen un diálogo franco con sus hijos... ¡y con mucho éxito! Hacen más que solamente decir a sus hijos: “¡No!” respecto a las relaciones sexuales. La Biblia les ayuda a dar a sus hijos razones sólidas para evitar la promiscuidad sexual. Considere de nuevo las palabras de Salomón. En Proverbios 5:3, 4 él anima a los jóvenes a evitar las relaciones sexuales con una ramera. “Como panal de miel los labios de una mujer extraña [una ramera] siguen goteando, y su paladar es más suave que el aceite.” Sí, la perspectiva de inmoralidad puede parecer muy atractiva. Sin embargo, Salomón advierte: “El efecto que después viene de ella es tan amargo como el ajenjo; es tan agudo como una espada de dos filos”.

Como Salomón, los padres pueden razonar con sus hijos sobre las consecuencias de las relaciones sexuales. Una conciencia perturbada, preñeces indeseadas, enfermedades venéreas como el SIDA... estas son las amargas consecuencias de unos cuantos momentos de placer engañador. Salomón también exhorta a los jóvenes a ‘no dar a otros su dignidad’. (Proverbios 5:9.) ¿No es una falta de respeto a sí mismo o a sí misma el que la persona joven se entregue a alguien que no está interesado en el matrimonio? ¿No es humillante servir simplemente como medio de satisfacer las pasiones egoístas de uno mismo o de otra persona? Los padres pueden ayudar a sus hijos a comprender estos hechos.

Salomón dio, además, este consejo sobre cómo tratar con la persona inmoral: “Mantén tu camino alejado del lado de ella, y no te acerques a la entrada de su casa”. (Proverbios 5:8.) Del mismo modo, los padres pueden dar a los jóvenes consejo práctico sobre evitar circunstancias comprometedoras. Pueden instarlos a no concertar citas con personas sin principios. Y cuando lleguen al período en que estén capacitados para hacer la corte a alguien, se les puede estimular a dar pasos prácticos para evitar la conducta pecaminosa. Por ejemplo, la pareja que está pensando en el matrimonio pudiera hacer arreglos para que alguien siempre los acompañara en sus citas. ¿Parece anticuado esto? Quizás. Pero es mejor tomar precauciones razonables para que no “tengas que gemir en tu futuro cuando se acaben tu carne y tu organismo. Y tengas que decir: ‘¡Cómo he odiado la disciplina [...]! [...] Y no he escuchado la voz de mis instructores’”. (Proverbios 5:11-13.)

 

Cómo ayudar a los jóvenes a temer a Jehová

Se calcula que tan solo en los Estados Unidos hay más de 12.000.000 de jóvenes que llevan una vida sexual activa. Ni siquiera la epidemia del SIDA ha podido detener este oleaje de inmoralidad. Sin embargo, los testigos de Jehová tratan de inculcar en sus hijos algo que tiene más influencia que el temor al SIDA o a la preñez: un temor saludable a Jehová Dios. En Proverbios 5:21 Salomón recuerda lo siguiente a los jóvenes: “Porque los caminos del hombre están enfrente de los ojos de Jehová, y él está contemplando todos sus senderos trillados”. Por eso Juan, un testigo de Jehová que es padre de cuatro hijos, aconseja: ‘Lo que ayuda es que los hijos amen y teman a Jehová. No vacile en dejar que su hijo sepa que nuestros actos egoístas pueden entristecer a Jehová’. (Compárese con Proverbios 27:11.)

Por supuesto, para que el temor a Dios sea una fuerza disuasiva que en realidad impida la inmoralidad, Dios tiene que ser muy real para el joven. (Compárese con Hebreos 11:27.) Los padres pueden ayudar a sus hijos a cultivar una relación genuina con Dios mediante un estudio regular de la Biblia, orar diariamente y considerar experiencias de la vida real. Cuando un joven llegue a comprender que Dios se interesa en él, se sentirá impulsado a evitar la conducta que pudiera desagradar a Dios. (1 Pedro 5:7.)

Es interesante que la relación de un joven con Dios también puede ayudar a satisfacer ciertas necesidades que a menudo no se satisfacen en el caso de muchos otros jóvenes. Por ejemplo, ciertos peritos afirman que muchas veces el joven que se da a la promiscuidad sexual lo hace como medio de combatir sentimientos de debilidad o una falta de amor propio. Sin embargo, ¡el joven que tiene a Jehová como Amigo no tiene que verse plagado por sentimientos de ese tipo! Puede decir: “Dios es mi ayudador; Jehová está entre los que sostienen mi alma”. (Salmo 54:4.)

 

Punto de vista equilibrado de lo sexual y el matrimonio

Por supuesto, los padres no desean que sus hijos desarrollen un punto de vista negativo o de pudor exagerado respecto a las relaciones sexuales. Aunque la Biblia condena la fornicación, también muestra que las intimidades sexuales pueden ser muy hermosas, es decir, dentro del arreglo matrimonial. En lenguaje poético, Salomón añade: “Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud [...] Que sus propios pechos te embriaguen a todo tiempo. Con su amor estés en un éxtasis constantemente”. (Proverbios 5:18, 19.)

Al considerar este punto de vista elevado de las relaciones maritales, no hay razón para que los padres se sientan incómodos al considerar asuntos íntimos. Dice Juan (a quien ya nos hemos referido): “Siempre hablamos honradamente con ellos, de modo que el tema de las relaciones sexuales no es ningún secreto. Damos énfasis a que es una dádiva del Creador, Jehová, de que han de disfrutar esposo y esposa al tiempo debido”. Otro padre de dos muchachos adolescentes dice: “Desde que eran muy jovencitos hemos considerado francamente con ellos los asuntos que tienen que ver con el sexo. Hemos tratado de enseñarles un punto de vista respetuoso y elevado del amor y lo sexual. Seguimos dialogando en cuanto a esto”. Un dato significativo es que estos jóvenes han conservado la castidad.

 

Cómo hacer ‘sabios para la salvación’ a los jóvenes

El apóstol Pablo predijo que “los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor”. (2 Timoteo 3:13.) Por eso, las normas morales seguirán decayendo. La promiscuidad y la preñez entre adolescentes seguirá plagando a la sociedad humana.

Los padres piadosos acuden a la Biblia para hacer a sus hijos ‘sabios para la salvación’. (2 Timoteo 3:15.) Si se da cuenta de que usted mismo necesita conocer mejor la Biblia, no vacile en comunicarse con los testigos de Jehová escribiendo a los publicadores de esta revista. Ellos con gusto se encargarán de que usted reciba dicha instrucción gratuitamente. Los testigos de Jehová también pueden suministrarle publicaciones como el libro Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera. La información bíblica de ese libro ha ayudado a miles de jóvenes a huir de los lazos de la inmoralidad del mundo.

Pero ¿qué se puede decir de las jóvenes que ya han vivido la tragedia de un embarazo ilegítimo? No hay por qué considerar sin esperanza esas situaciones. Dios ‘perdona en gran manera’ al que de veras se arrepiente de su proceder. (Isaías 55:7.) Aunque no es fácil la vida de una madre soltera, el aplicar los principios bíblicos puede resultar en una vida de éxito para la que se encuentra en esa situación. Una joven que tuvo tres hijos fuera del matrimonio antes de hacerse cristiana ha logrado eso. Se esfuerza por aplicar la Palabra de Dios en su familia. Al asociarse estrechamente con una congregación de testigos de Jehová, ha recibido mucho consuelo y apoyo. Dice: “Es verdaderamente maravilloso servir a un Dios que está tan dispuesto a perdonar, y tener hermanos y hermanas tan comprensivos. Por primera vez en la vida me siento limpia y sana en sentido espiritual y físico”.

Por supuesto, lo mejor sería evitar ante todo los problemas de las relaciones sexuales premaritales. Felizmente, hoy día miles de jóvenes hacen eso, porque siguen el consejo siempre oportuno de la Biblia.

 

martes, 7 de agosto de 2012

Sucesos de los ultimos dias




“Se levantará nación contra nación y reino contra reino.” (Mateo 24:7.) En los últimos cien años han muerto millones de personas a causa de las guerras. Un historiador británico escribió: “El siglo XX fue el más sangriento de la historia. [...] Fue un siglo en el que hubo guerras casi de continuo, pues solo en unos pocos y breves períodos no se produjeron conflictos armados en ningún lugar”. Un informe del Instituto Worldwatch indica: “En las guerras [del siglo XX] hubo el triple de muertos que en todas las guerras desde el siglo I después de Cristo hasta 1899”. Más de cien millones de seres humanos han fallecido por esta razón desde 1914. Así pues, las guerras han dejado a una enorme cantidad de personas sin sus seres queridos. Tal vez usted mismo ha pasado por esa dolorosa experiencia.
Violencia

 “Habrá escaseces de alimento.” (Mateo 24:7.) Los investigadores dicen que en los últimos treinta años ha aumentado mucho la producción de alimentos. Sin embargo, sigue habiendo escasez porque mucha gente no tiene terreno donde cultivar los alimentos ni dinero para comprarlos. En los países en desarrollo, más de mil millones de personas sobreviven con muy poco: un dólar al día, o incluso menos. Y la mayoría de ellas sufren de hambre crónica. La Organización Mundial de la Salud señala que la desnutrición es uno de los principales factores que contribuyen a que mueran más de cinco millones de niños al año.
Hambre

 “Habrá grandes terremotos.” (Lucas 21:11.) Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, tan solo desde 1990 ha habido un promedio anual de diecisiete terremotos lo bastante intensos como para dañar edificios y agrietar la tierra. Y casi todos los años ha habido también terremotos que han causado la destrucción total de edificios. Otra fuente de información indica: “En los últimos cien años han muerto cientos de miles de personas debido a los terremotos, y los adelantos tecnológicos solo han logrado reducir un poco esa cantidad”.

 “Habrá [...] pestes.” (Lucas 21:11.) A pesar de los avances de la medicina, la humanidad está plagada de enfermedades, tanto antiguas como nuevas. Según cierto informe, en las últimas décadas se han hecho más comunes veinte enfermedades que ya se conocían —como la tuberculosis, el paludismo (o malaria) y el cólera—, y otras se han vuelto cada vez más difíciles de curar con medicamentos. Además, han aparecido por lo menos treinta enfermedades nuevas. Algunas de ellas son mortales y hasta ahora no tienen cura.



LA GENTE DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

 La Biblia no solo predijo que los últimos días estarían marcados por ciertos sucesos mundiales, sino también por un cambio en la sociedad humana. El apóstol Pablo describió cómo sería la gente en general. En 2 Timoteo 3:1-5 dice: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar”. Estas son algunas de las características que tendrían las personas, según indicó Pablo:

se amarían a sí mismas

▪ amarían el dinero

▪ no obedecerían a sus padres

▪ serían desleales

▪ no sentirían cariño natural

▪ no sabrían dominarse

▪ serían feroces

▪ amarían los placeres más bien que a Dios

▪ aparentarían tener devoción a Dios, pero con sus hechos demostrarían que esta no tiene poder en su vida

 ¿Se ha vuelto así la gente de su comunidad? Seguramente. Por todas partes hay personas que se comportan de ese modo. Esto muestra que Dios actuará pronto, pues la Biblia dice: “Cuando los inicuos [o malos] brotan como la vegetación, y todos los practicantes de lo que es perjudicial florecen, es para que sean aniquilados para siempre” (Salmo 92:7).



LOS SUCESOS POSITIVOS

 En estos últimos días hay, sin duda, muchas dificultades, tal como predijo la Biblia. Sin embargo, entre los siervos de Jehová tienen lugar algunos sucesos positivos.

 “El verdadero conocimiento se hará abundante”, profetizó el libro bíblico de Daniel. ¿Cuándo se cumplirían esas palabras? En “el tiempo del fin” (Daniel 12:4). Desde 1914 en particular, Jehová ha ayudado a quienes desean servirle a que comprendan mejor algunas verdades bíblicas muy valiosas. Por ejemplo, las que tienen que ver con el nombre y el propósito de Dios, el sacrificio de Jesucristo, el estado de los muertos y la resurrección. Los siervos de Jehová han aprendido también a llevar una vida que los beneficia a ellos y alaba a Dios. Han entendido con más claridad lo que es el Reino de Dios y cómo arreglará la situación de la Tierra. ¿Qué hacen con ese conocimiento? Esta pregunta nos lleva a otra profecía que se está cumpliendo en estos últimos días.

 “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada”, dijo Jesucristo en su profecía sobre “la conclusión del sistema de cosas” (Mateo 24:3, 14). Por todo el planeta se están predicando las buenas nuevas del Reino, es decir, lo que es el Reino, lo que hará y cómo podemos recibir sus bendiciones. Estas buenas noticias se llevan a más de doscientos treinta países y se presentan en más de cuatrocientos idiomas. Millones de testigos de Jehová procedentes de ‘todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas’ predican con entusiasmo las buenas nuevas del Reino (Revelación 7:9). Además, dan clases bíblicas gratuitas a millones de personas que desean saber lo que enseña realmente la Biblia. Sin duda impresiona ver cómo se está cumpliendo esta profecía, sobre todo si se tiene en cuenta que Jesús predijo que los verdaderos cristianos serían “objeto de odio de parte de toda la gente” (Lucas 21:17).


¿Y QUÉ HARÁ USTED?

 En vista de que en la actualidad se están cumpliendo tantas profecías bíblicas, ¿no cree que vivimos en los últimos días? Las buenas nuevas se van a predicar hasta que Jehová quede satisfecho, y entonces sin falta “vendrá el fin” (Mateo 24:14). “El fin” se refiere al momento en el que Dios eliminará la maldad de la Tierra. Mediante Jesús y los poderosos ángeles destruirá a todas las personas que se empeñen en oponerse a él (2 Tesalonicenses 1:6-9). Satanás y sus demonios ya no engañarán más a las naciones. Después de eso, el Reino de Dios traerá muchas bendiciones a todos los que se sometan a su justo gobierno (Revelación 20:1-3; 21:3-5).

 Como el fin del sistema de Satanás está cerca, cada uno de nosotros tiene que preguntarse: “¿Qué debería estar haciendo yo?”. Lo más sabio es seguir aprendiendo acerca de Jehová y de lo que él espera de nosotros (Juan 17:3). Estudie la Biblia con interés y esmero. Acostúmbrese a asistir a las reuniones que celebran quienes se esfuerzan por hacer la voluntad de Jehová (Hebreos 10:24, 25). Adquiera el abundante conocimiento que él nos ofrece a todos, y haga los cambios necesarios para agradarle (Santiago 4:8).

 Jesús predijo que la mayoría de la gente no prestaría atención a las pruebas de que vivimos en los últimos días. La destrucción de los malvados llegará de pronto, cuando nadie lo espere, y tomará por sorpresa a casi todo el mundo, como lo hace el ladrón que actúa de noche (1 Tesalonicenses 5:2). Jesús advirtió: “Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre” (Mateo 24:37-39).

 Por lo tanto, Jesús advirtió: “Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra. Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie [es decir, aprobados] delante del Hijo del hombre” (Lucas 21:34-36). Debemos tomar en serio las palabras de Jesús. ¿Por qué? Porque las personas que tengan la aprobación de Jehová Dios y del “Hijo del hombre”, Jesucristo, podrán sobrevivir al fin del mundo de Satanás. Y además, podrán vivir para siempre en el maravilloso nuevo mundo que tan cerca está (Juan 3:16; 2 Pedro 3:13).


¿Que es y cuando actuara el Reino de Dios?


 El Reino de Dios es un gobierno que ha establecido Jehová. Y él mismo ha escogido al Rey de ese gobierno. ¿Quién es ese Rey? Jesucristo. Él es superior a todos los gobernantes humanos; por eso se dice que es “el Rey de los que reinan y Señor de los que gobiernan como señores” (1 Timoteo 6:15). Jesús tiene el poder de hacer muchas más cosas buenas que cualquier gobernante humano, incluso que los mejores.

 ¿Desde dónde gobernará el Reino de Dios? Pues bien, ¿dónde está Jesús? como ya hemos visto, poco después de que lo ejecutaran en un madero de tormento y de que resucitara, ascendió al cielo (Hechos 2:33). Por lo tanto, allí es donde está el Reino de Dios: en el cielo. Por eso la Biblia lo llama un “reino celestial” (2 Timoteo 4:18). Pero aunque está en el cielo, ejercerá su poder sobre la Tierra (Revelación [Apocalipsis] 11:15).

 Jesús es un Rey excepcional. ¿Por qué decimos esto? Para empezar, porque nunca morirá. La Biblia dice que, en comparación con los reyes humanos, él es “el único que tiene inmortalidad, que mora en luz inaccesible” (1 Timoteo 6:16). De manera que todas las cosas buenas que haga serán permanentes. Y sin duda hará muchas.

 Fíjese en lo que predice la Biblia sobre Jesús: “Reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y su deleite estará en el temor de Jehová. No juzgará según las apariencias, ni decidirá por lo que sepa de oídas; sino que juzgará con justicia a los pobres, y decidirá con equidad en favor de los mansos de la tierra” (Isaías 11:2-4, Santa Biblia, Reina-Valera, 1977). Estas palabras muestran que Jesús va a reinar sobre los seres humanos con justicia y compasión. ¿Le gustaría tener un gobernante así?

 Otra característica del Reino de Dios: Jesús no gobernará solo, sino acompañado de otros reyes. Por ejemplo, el apóstol Pablo le dijo a Timoteo: “Si seguimos aguantando, también reinaremos juntos” (2 Timoteo 2:12). Así es, Pablo, Timoteo y otras personas fieles escogidas por Dios gobernarán con Jesús en el Reino celestial. ¿Cuántos tendrán ese privilegio?

 El apóstol Juan contempló en una visión al “Cordero [Jesucristo] de pie sobre el monte Sión [su puesto de Rey en el cielo], y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre”. ¿Quiénes son esos 144.000? Juan mismo lo aclara: “Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero” (Revelación 14:1, 4). En efecto, son seguidores fieles de Jesucristo a quienes se elige para que gobiernen con él en el cielo. Después de morir y de resucitar en el cielo, van a “reinar sobre la tierra” junto con Jesús (Revelación 5:10). Desde los tiempos de los apóstoles, Dios ha ido escogiendo a cristianos fieles a fin de completar la cifra de 144.000.

 Jehová ha sido muy amoroso al decidir que Jesús y los 144.000 gobiernen a la humanidad. Para empezar, Jesús fue hombre y por eso conoce los sufrimientos del ser humano. Pablo dijo que no es alguien que “no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino [alguien] que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado” (Hebreos 4:15; 5:8). Los que gobernarán con él también han aguantado los sufrimientos propios de los seres humanos. Además, han luchado contra la imperfección y han padecido todo tipo de enfermedades. Sin duda entenderán los problemas que afronta la humanidad.




¿QUÉ HARÁ EL REINO DE DIOS?

 Jesús no solo mandó a sus discípulos que oraran para que viniera el Reino de Dios; también les dijo que debían pedir que se hiciera la voluntad de Jehová “como en el cielo, también sobre la tierra”. En el cielo, donde está Dios, los ángeles fieles siempre han hecho la voluntad divina. No obstante, aprendimos que un ángel malvado dejó de cumplir la voluntad de Dios y consiguió que Adán y Eva pecaran. La Biblia enseña que ese ángel recibe el nombre de Satanás.              Dios permitió que él y los espíritus que decidieron seguirlo —llamados demonios— permanecieran en el cielo por un tiempo. Por lo tanto, en los días de Jesús, no todos los seres que había en el cielo estaban haciendo la voluntad de Dios. Pero eso cambiaría cuando Jesucristo comenzara a gobernar en el Reino de Dios y luchara contra Satanás (Revelación 12:7-9).

 Las siguientes palabras proféticas revelan lo que pasaría: “Oí una voz fuerte en el cielo decir: ‘¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos [Satanás], que los acusa día y noche delante de nuestro Dios!’” (Revelación 12:10). ¿Se ha dado cuenta de que en ese versículo se mencionan dos importantes sucesos? En primer lugar, empieza a gobernar el Reino de Dios dirigido por Jesucristo. En segundo lugar, Satanás es expulsado del cielo y arrojado a la Tierra.

 Esos dos acontecimientos ya han tenido lugar. ¿Cuáles han sido las consecuencias? Leamos lo que ocurrió en el cielo: “A causa de esto, ¡alégrense, cielos, y los que residen en ellos!” (Revelación 12:12). Así es, los ángeles fieles se alegran porque, como se echó a Satanás y sus demonios del cielo, todas las criaturas que allí quedan son fieles a Jehová Dios, y entre ellas reina una paz y armonía total. De modo que en el cielo ya se está haciendo la voluntad de Dios.

 ¿Qué puede decirse de la Tierra? La Biblia indica: “¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo” (Revelación 12:12). Satanás está furioso porque se le ha expulsado del cielo y le queda poco tiempo. Como siente tanta cólera, se dedica a causar problemas en la Tierra. Pero, en vista de lo que hemos analizado, surge la pregunta: ¿cómo logrará el Reino que se haga la voluntad de Dios en la Tierra?

 Pues bien, recuerde cuál es la voluntad de Dios para la Tierra. Jehová mostró en el jardín de Edén que desea que este planeta se convierta en un paraíso y se llene de seres humanos justos que nunca mueran. Cuando Satanás consiguió que Adán y Eva pecaran, se vio afectado el cumplimiento de la voluntad de Dios para la Tierra, pero dicha voluntad no cambió. Jehová todavía quiere que se cumplan estas palabras: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29). Y el Reino de Dios logrará eso. ¿Cómo?

 En Daniel 2:44 encontramos esta profecía: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. ¿Qué nos dice esta profecía sobre el Reino de Dios?

 En primer lugar, menciona que dicho gobierno se establecería “en los días de aquellos reyes”, es decir, mientras aún existieran otros reinos, o gobiernos. En segundo lugar, indica que el Reino subsistirá, o durará, para siempre. Ningún otro gobierno lo derrotará ni reemplazará. En tercer lugar, revela que habrá una guerra entre el Reino de Dios y los reinos de este mundo, y que el vencedor será el Reino de Dios. Al final, será el único gobierno que tenga la humanidad y será el mejor que esta ha conocido.

 La Biblia da mucha información sobre esa guerra entre el Reino de Dios y los gobiernos de este mundo. Por ejemplo, señala que al acercarse el fin, los espíritus malos esparcirán mentiras para engañar a “los reyes de toda la tierra habitada”. ¿Con qué propósito? “Para reunirlos a la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” Los reyes serán reunidos “en el lugar que en hebreo se llama Har–Magedón” (Revelación 16:14, 16). En vista de lo que dicen estos dos versículos, ese enfrentamiento entre los gobiernos humanos y el Reino de Dios recibe el nombre de batalla de Har–Magedón, o Armagedón.

 ¿Qué logrará el Reino de Dios mediante Armagedón? Pensemos de nuevo en la voluntad de Jehová para la Tierra: que se convierta en un paraíso y se llene de personas perfectas y justas que le sirvan a él. ¿Qué impide que dicha voluntad se esté haciendo ahora mismo? El primer problema es que somos pecadores, de modo que nos enfermamos y morimos. Sin embargo, aprendimos que Jesús murió por nosotros a fin de que podamos vivir para siempre. Seguramente recordará estas palabras del Evangelio de Juan: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).

 Otro problema es que hay muchas personas que se comportan mal. Mienten, engañan y llevan vidas inmorales. No quieren hacer la voluntad de Dios. Pero los que practican el mal serán destruidos en Armagedón, la guerra de Dios (Salmo 37:10). Otra razón más por la que no se está llevando a cabo la voluntad de Dios en la Tierra es que los gobiernos no animan a la gente a hacerla. Muchos de ellos han sido débiles, crueles o corruptos. Bien claro lo dice la Biblia: “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo” (Eclesiastés 8:9).

 No obstante, después de Armagedón, la humanidad vivirá bajo un solo gobierno, el Reino de Dios. Ese Reino cumplirá la voluntad divina y traerá maravillosas bendiciones. Por ejemplo, eliminará de la escena a Satanás y sus demonios (Revelación 20:1-3). Hará que se aplique el poder del sacrificio de Jesús y, como consecuencia, los humanos fieles ya no se enfermarán ni morirán, sino que podrán vivir para siempre (Revelación 22:1-3). Además, transformará la Tierra en un paraíso. De ese modo, el Reino logrará que se haga la voluntad de Dios en la Tierra y santificará el nombre de Dios. ¿Qué significa eso? Que gracias al Reino, todas las personas llegarán a respetar y honrar el nombre de Jehová.



¿CUÁNDO ACTUARÁ EL REINO DE DIOS?

 Cuando Jesús les dijo a sus discípulos que le pidieran a Dios “Venga tu reino”, estaba claro que en aquel entonces el Reino aún no había venido. ¿Vino cuando Jesús ascendió al cielo? Tampoco, porque tanto Pedro como Pablo señalaron que después de que Jesús resucitó, se cumplió en él la siguiente profecía de Salmo 110:1: “La expresión de Jehová a mi Señor es: ‘Siéntate a mi diestra hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies’” (Hechos 2:32-34; Hebreos 10:12, 13). Así pues, Jesucristo tendría que esperar un tiempo.

¿Cuánto tendría que esperar? Durante el siglo XIX, un grupo de estudiantes sinceros de la Biblia calculó que el período de espera terminaría en 1914. Los sucesos mundiales que han tenido lugar desde 1914 confirman que el cálculo de aquellos estudiantes de la Biblia era correcto. El cumplimiento de las profecías bíblicas muestra que en 1914 Jehová hizo Rey a Cristo y el Reino celestial de Dios comenzó a gobernar. Por lo tanto, estamos viviendo en el “corto espacio de tiempo” que le queda a Satanás (Revelación 12:12; Salmo 110:2). También podemos afirmar que el Reino va a actuar pronto para que se haga la voluntad de Dios en la Tierra.



1914: año importante en las profecías bíblicas

ANTES de 1914, un grupo de estudiantes de la Biblia estuvo anunciando por varias décadas que en ese año tendrían lugar sucesos significativos. ¿Qué sucesos serían? ¿Qué pruebas demuestran que 1914 fue un año muy importante?

En Lucas 21:24 encontramos estas palabras de Jesús: “Jerusalén será hollada [o pisoteada] por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones”, o “los tiempos de los Gentiles”, según la versión Reina-Valera de 1865. Jerusalén era la capital de la nación judía. Desde allí gobernaba una línea de reyes de la casa real de David (Salmo 48:1, 2). Estos reyes eran distintos de los demás líderes nacionales porque se sentaban en “el trono de Jehová”, es decir, eran representantes de Dios (1 Crónicas 29:23). Así pues, Jerusalén simbolizaba el gobierno que ejerce Jehová.

Entonces, ¿cómo y cuándo comenzaron las naciones a pisotear el gobierno de Dios? Esto ocurrió en el año 607 antes de la era común (a.e.c.), cuando los babilonios tomaron Jerusalén. “El trono de Jehová” quedó vacío, y se interrumpió la línea de reyes que descendían de David (2 Reyes 25:1-26). ¿Se mantendría “hollada” a Jerusalén para siempre? No, pues en el libro profético de Ezequiel se da esta orden a Sedequías, el último rey de esa ciudad: “Remueve el turbante, y quita la corona. Esta [...] no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a él” (Ezequiel 21:26, 27). La persona con “el derecho legal” a heredar la corona de David es Jesucristo (Lucas 1:32, 33). Por lo tanto, Jerusalén dejaría de ser “hollada” cuando Jesús se convirtiera en Rey.

¿Cuándo ocurrió este gran suceso? Jesús indicó que los gentiles (es decir, los no judíos) gobernarían por un tiempo, o período, señalado. El capítulo 4 de Daniel da la clave para saber su duración. Allí se relata un sueño profético que tuvo un rey de Babilonia llamado Nabucodonosor. En el sueño vio cómo cortaban un árbol enorme. Solo se dejaba su base, la cual se ataba con hierro y cobre para que no creciera. Luego, un ángel ordenaba: “Pasen siete tiempos sobre él” (Daniel 4:10-16).

En la Biblia, los árboles en ocasiones representan gobiernos (Ezequiel 17:22-24; 31:2-5). Por lo tanto, el hecho de que se cortara el árbol simbólico significa que quedaría interrumpido el gobierno de Dios, el cual estaba representado por los reyes de Jerusalén. Sin embargo, la visión también anunció que “Jerusalén” sería “hollada” temporalmente: durante “siete tiempos”. ¿Cuánto duraría en realidad ese período?

Revelación (o Apocalipsis) 12:6, 14 indica que tres tiempos y medio son “mil doscientos sesenta días”. Por lo tanto, “siete tiempos” durarían el doble: 2.520 días. Ahora bien, las naciones no judías no dejaron de pisotear el gobierno de Dios tan solo 2.520 días después de la caída de Jerusalén. Queda claro que esta profecía tiene que extenderse por mucho más tiempo. Si buscamos Números 14:34 y Ezequiel 4:6, veremos que los dos textos mencionan una regla: “un día por un año”. Si aplicamos esa regla a los “siete tiempos”, tenemos 2.520 años.

El período de 2.520 años comenzó en octubre del 607 a.e.c. —cuando los babilonios tomaron Jerusalén y quitaron del trono al rey descendiente de David— y terminó en octubre de 1914. Fue entonces cuando concluyeron “los tiempos señalados de las naciones” y cuando Dios colocó a Jesucristo en su puesto de Rey celestial (Salmo 2:1-6; Daniel 7:13, 14).

Jesús predijo que durante su “presencia” como Rey celestial se producirían sucesos espectaculares, tales como guerras, hambres, terremotos y epidemias (Mateo 24:3-8; Lucas 21:11). Y así ha sido. Estos sucesos son una prueba convincente de que en el año 1914 nació el Reino celestial de Dios y comenzaron “los últimos días” de este mundo malvado (2 Timoteo 3:1-5).